Por Redacción / Agencia MANL
El amanecer en Tecámac trajo consigo algo más que el ajetreo diario de una autopista congestionada. Desde temprana hora, decenas de vecinos del fraccionamiento Real Firenze se apostaron en la México-Pachuca, a la altura de Ojo de Agua, exigiendo seguridad y denunciando la intromisión del Ayuntamiento en el control de accesos a su comunidad.
Los primeros automovilistas apenas comenzaban a impacientarse cuando el tráfico se detuvo por completo. Hombres y mujeres, algunos con pancartas y otros con megáfonos, tomaron los carriles intermitentes, levantando consignas contra la falta de vigilancia y la incertidumbre que crece en sus calles.
—¡No más inseguridad! ¡Queremos respuestas!— gritaba un hombre mayor, mientras sostenía un cartel con la frase: “¿Quién protege a los ciudadanos?”.
Los inconformes denunciaban que personas ajenas han comenzado a merodear y controlar los accesos al fraccionamiento, generando temor entre los residentes. Pero lo que más indigna a la comunidad es la presunta complicidad del gobierno municipal, que hasta ahora no ha dado una respuesta clara.
A lo largo de más de cinco horas, los manifestantes resistieron bajo el sol, mientras las filas de vehículos crecían y los conductores, desesperados, hacían sonar sus bocinas. Algunos intentaron dialogar con los vecinos, otros simplemente maldecían su mala suerte.
La autopista, testigo de tantas protestas a lo largo de los años, volvió a ser el escenario del hartazgo ciudadano. Finalmente, la movilización cesó. Los vecinos se retiraron con la promesa de volver si sus demandas siguen siendo ignoradas.
El bloqueo se disipó, ante posibles acuerdos, pero con la duda si podrán recuperar la confianza de las autoridades, coinciden vecinos y manifestantes.
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