Agencia MANL
Estado de México.- El 4 de noviembre de 2015, una fría mañana en Tecámac, marcó la última vez que José Humbertus Pérez Espinoza vería en libertad a su madre, "Doña Guille", una mujer sabia, autodidacta y férrea oradora. Aquella mañana, ella le advirtió con preocupación sobre las confrontaciones que sostenía con bancos e hipotecarias. Antes de despedirse, le dio un beso y su última bendición, como si intuyera lo que estaba por venir.
José Humbertus no imaginaba que ese día terminaría en prisión, acusado de cuatro delitos que, asegura, nunca cometió. Desde entonces, se ha convertido en un defensor incansable de los falsos culpables en México. Hoy, nueve años después, sigue recordando a su madre y el sufrimiento de tantas madres como ella, que ven a sus hijos en prisión por delitos que no cometieron. "Doña Guille", como era conocida por quienes la querían, definía con claridad lo que, a su juicio, eran los gobiernos del PRI y del PAN: “autoritarismo y crimen”.
El tiempo en prisión no fue suficiente para quebrantar el espíritu de José Humbertus. Desde la cárcel, y tras recuperar su libertad, se convirtió en activista y líder de los colectivos Presunción de Inocencia y Derechos Humanos y el Frente Mexiquense para una Vivienda Digna. A través de estos movimientos, denuncia lo que llama "Crimen Institucionalizado", un sistema donde la fabricación de culpables y el abuso del poder son moneda corriente. En sus palabras, no es un error o un exceso, sino una convicción del Estado para imponer su fuerza sobre quienes menos pueden defenderse.
En un momento crucial de su vida, José Humbertus presentó su documento "Reflexiones y propuestas para una reforma nacional de justicia penal (una visión de los falsos culpables)" al ministro en retiro y expresidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar. A través de su análisis, expuso el drama de miles de mexicanos encarcelados injustamente, y defendió una Ley de Amnistía para el Estado de México, que busca dar una segunda oportunidad a aquellos prisioneros condenados por delitos que no cometieron.
Las palabras de José Humbertus no solo resuenan en el eco de sus denuncias, sino en el espíritu de lucha que comparte con miles de familias mexicanas. A pesar de los años de prisión y los desafíos, él continúa abogando por un sistema de justicia que no sea un “sistema muerto”, sino uno vivo y reformado, que actúe con dignidad y derechos para todos.
Hoy, la frase "Prisioneros hoy, libres por siempre" se ha convertido en su estandarte y en un llamado a seguir luchando contra un sistema que, según él, necesita ser desmantelado y reconstruido para proteger a los inocentes.
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