Por Pequeño Cronista / CRONISTA
COLUMNA ESPECIAL
El pasado viernes se conmemoró el VI Aniversario Luctuoso de Alfredo del Mazo González, en un acto encabezado por la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, y el secretario de Gobierno, Horacio Duarte Olivares, quien destacó el legado del exgobernador durante su administración (1981-1986). La presencia de integrantes del Grupo Atlacomulco en este evento oficial ha generado diversas interpretaciones, que oscilan entre la reconciliación política, la subordinación o incluso la impunidad.
Aunque el discurso oficial busca proyectar unidad y continuidad histórica, este acercamiento puede levantar sospechas sobre acuerdos no declarados o estrategias para evitar confrontaciones con un grupo que, a pesar de las críticas, mantiene influencia en la entidad. Para algunos, la participación de Morena en este homenaje puede percibirse como un gesto superficial de reconciliación, especialmente dado el historial de acusaciones de corrupción y privilegios que se ha atribuido al Grupo Atlacomulco.
Sin una revisión crítica de los abusos o irregularidades históricamente vinculadas a este grupo, este tipo de actos podría alimentar la percepción de continuidad en las redes de poder e impunidad en el Estado de México, en lugar de representar un cambio significativo en la forma de ejercer el gobierno.
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