Tultitlán, Méx.- La Casa del Migrante San Juan Diego, abierto el 19 de enero del 2009, quedó vacía el pasado martes, al filo de las 15:00 horas, la mayoría de sus ocupantes regresaron a las vías, otros se entregaron para ser repatriados.
En fechas recientes los colonos se movilizaron más para exigir su salida, que para pedir el retiro del cromo hexavalente que por tres décadas estuvo sepultado en la comunidad, polvo amarillo al que algunos atribuyen la muerte de decenas de pobladores.
“Estaremos un poquito más tranquilos”, aseguran habitantes de la calle Cerrada de la Cruz, donde estaba la Casa del Migrante, afirman que los centroamericanos traen consigo basura e inseguridad. Orinan, defecan y se bañan al aire libre, pero lo más grave es que son “como un faro” para atraer al crimen organizado, sobre todo polleros. Aseguran que los asaltos y agresiones sexuales también son frecuentes.
El sábado 7 de julio hubo un enfrentamiento en Carrada de la Cruz. Un grupo de apoyo llevó comida a la Casa del Migrante. El párroco y encargado del albergue, Christian Alexander Rojas Pocasangre, los invitó a dar los alimentos en el interior, pero los voluntarios lo hicieron en la vía pública, lo que molestó a vecinos e inició la gresca.
La mañana del martes 15 centroamericanos aceptaron ser repatriados por el Instituto Nacional de Migración (INM). Dos migrantes más fueron trasladados a otro albergue por Médicos Sin Fronteras, los cuales tenían fracturas en las piernas. El resto de indocumentados se dispersó en las vías del ferrocarril, en espera de continuar su camino hacia Estados Unidos.
Al filo de las 15:00 horas del martes la Casa del Migrante quedó vacía. Médicos Sin Fronteras sacó su equipo del dispensario médico, los colchones y cobijas fueron llevados a oficinas de la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana, de la iglesia católica, que estaba a cargo del albergue. Sólo quedaron los asistentes del lugar, que el miércoles entregarán las llaves a los colonos de Lechería.
Alín Nayely de Jesús Sánchez, delegada regional del INM en el estado de México, afirma que por el momento no habrá operativos para detener migrantes en la zona, además de que elementos del Grupo Beta llegarán al lugar para brindar apoyo.
Los pobladores dicen que pidieron al gobierno de Tultitlán ayuda para que policías municipales con dos patrullas brinden seguridad en la zona, quienes acompañados por colonos informarán a los centroamericanos que la Casa del Migrante fue cerrada y pedirán que sigan su camino.
De cualquier modo desde hace tiempo los migrantes llegan a Lechería y de ahí se esparcen por todo el corredor de vías hasta Huehuetoca, distante unos 20 kilómetros, donde abordan La Bestia hacia el norte del país.
Los habitantes de Lechería reconocen que quedan en su comunidad siete casas de seguridad donde operan presuntos polleros: tres en Francisco I. Madero, dos en Cerrada 11 de Julio, una en Abasolo y otra en Cerrada de Reforma.
También se quedan en la zona los “charoleros”, que son centroamericanos y mexicanos que se hacen pasar por migrantes y piden dinero en cruceros, los cuales obtienen ganancias diarias entre 800 y mil 200 pesos, en su mayoría relacionados con el crimen organizado y la venta de drogas.
En fechas recientes los colonos se movilizaron más para exigir su salida, que para pedir el retiro del cromo hexavalente que por tres décadas estuvo sepultado en la comunidad, polvo amarillo al que algunos atribuyen la muerte de decenas de pobladores.
“Estaremos un poquito más tranquilos”, aseguran habitantes de la calle Cerrada de la Cruz, donde estaba la Casa del Migrante, afirman que los centroamericanos traen consigo basura e inseguridad. Orinan, defecan y se bañan al aire libre, pero lo más grave es que son “como un faro” para atraer al crimen organizado, sobre todo polleros. Aseguran que los asaltos y agresiones sexuales también son frecuentes.
El sábado 7 de julio hubo un enfrentamiento en Carrada de la Cruz. Un grupo de apoyo llevó comida a la Casa del Migrante. El párroco y encargado del albergue, Christian Alexander Rojas Pocasangre, los invitó a dar los alimentos en el interior, pero los voluntarios lo hicieron en la vía pública, lo que molestó a vecinos e inició la gresca.
La mañana del martes 15 centroamericanos aceptaron ser repatriados por el Instituto Nacional de Migración (INM). Dos migrantes más fueron trasladados a otro albergue por Médicos Sin Fronteras, los cuales tenían fracturas en las piernas. El resto de indocumentados se dispersó en las vías del ferrocarril, en espera de continuar su camino hacia Estados Unidos.
Al filo de las 15:00 horas del martes la Casa del Migrante quedó vacía. Médicos Sin Fronteras sacó su equipo del dispensario médico, los colchones y cobijas fueron llevados a oficinas de la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana, de la iglesia católica, que estaba a cargo del albergue. Sólo quedaron los asistentes del lugar, que el miércoles entregarán las llaves a los colonos de Lechería.
Alín Nayely de Jesús Sánchez, delegada regional del INM en el estado de México, afirma que por el momento no habrá operativos para detener migrantes en la zona, además de que elementos del Grupo Beta llegarán al lugar para brindar apoyo.
Los pobladores dicen que pidieron al gobierno de Tultitlán ayuda para que policías municipales con dos patrullas brinden seguridad en la zona, quienes acompañados por colonos informarán a los centroamericanos que la Casa del Migrante fue cerrada y pedirán que sigan su camino.
De cualquier modo desde hace tiempo los migrantes llegan a Lechería y de ahí se esparcen por todo el corredor de vías hasta Huehuetoca, distante unos 20 kilómetros, donde abordan La Bestia hacia el norte del país.
Los habitantes de Lechería reconocen que quedan en su comunidad siete casas de seguridad donde operan presuntos polleros: tres en Francisco I. Madero, dos en Cerrada 11 de Julio, una en Abasolo y otra en Cerrada de Reforma.
También se quedan en la zona los “charoleros”, que son centroamericanos y mexicanos que se hacen pasar por migrantes y piden dinero en cruceros, los cuales obtienen ganancias diarias entre 800 y mil 200 pesos, en su mayoría relacionados con el crimen organizado y la venta de drogas.
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